¿Por qué?

Título

Se pretende que, a través de la animación a la lectura, el niño goce con lo que libro le transmite, para lo que es necesario que comprenda la fuerza de los personajes y cada una de las situaciones que estos ofrezcan. Teniendo esto en cuenta, y puesto que mediante esta estrategia nos adentramos en el modo de pensar o la actitud de los protagonistas principales o secundarios, se le ha dado el título de ¿Por qué?

Participantes

Serán niños de nueve a once o doce años, si bien la estrategia tiene posibilidades para lectores de mayor edad, si el libro que se emplea corresponde a su nivel lector.

En cuanto al número, es conveniente que no pasen de quince o veinte participantes, para evitar que la animación se haga muy larga. El número, de todas maneras, siempre estará condicionado por los niños que deba reunir el animador.

Objetivos

— Profundizar en la lectura.

— Descubrir los sentimientos y las actitudes de los personajes.

— Entender la línea social de una obra.

Persona responsable

Ha de ser un animador que sepa estar atento a la educación del sentimiento en los niños a través de la lectura, para ayudarles a descubrir y entender lo que el libro dice.

Material o medios necesarios

En primer lugar, un número conveniente de libros para que, por turno, los niños puedan leer la obra elegida con tiempo, para desarrollar la estrategia.

Y un juego de fichas —tantas como participantes en el encuentro— en las que constará una pregunta en cada una. Esta pregunta deberá hablar de un modo de pensar o de actuar de los personajes que ofrezcan más posibilidades dentro de la narración, favoreciendo los aspectos psicológicos y de conducta. Cada ficha empezará preguntando “¿Por qué…?”.

Realización

Reunidos los chicos que van a realizar la animación, se colocan en círculo, dejando espacio para el animador. La estrategia se debe desarrollar así:

1. El animador recuerda brevemente el argumento del libro, sin incidir en lo que es materia de preguntas en las fichas.

2. El animador reparte a cada niño una carta, o ficha, con la advertencia de que no deben leerla hasta que cada participante tenga la suya.

A una señal del animador, cada niño lee su carta en silencio —debe darse mucha importancia al silencio— y se cerciora de que puede contestar a la pregunta que le ha tocado. Como puede darse el caso de que él no sepa su pregunta —o no recuerde el pasaje del libro que refleja—, podrá hablar con sus compañeros de la izquierda y de la derecha, por si a unos o a otros les beneficia intercambiar sus cartas.

3. Dado un tiempo brevísimo para que los que quieran puedan hacer el cambio, el animador pide a cada niño que lea su ficha. Una vez leída, le invita a contestar. Si el participante no tiene respuesta, pregunta en voz alta si alguien quiere contestarla.

4. A continuación propone un pequeño coloquio —no más de ocho o diez minutos— en el que se hablará de si la obra es interesante o no, divertida o triste, comprensible o confusa, o cualquier otro comentario. Terminado el diálogo se da por concluida la animación.

Tiempo necesario

Es de suponer que si hay veinte niños en la sesión, se necesitará casi una hora. Si el grupo es menor, es posible que no necesiten tanto tiempo.

Interés o dificultad

El interés estará en relación con la habilidad lectora del niño. Si sabe leer bien, comprendiendo y recordando lo que ha leído, no tendrá ninguna dificultad en contestar y el juego discurrirá con agilidad.

Si, por el contrario, lee superficialmente, es muy posible que se encuentre en un apuro.

Pero ahí está la habilidad del animador para lograr que ningún niño se sienta rezagado y el juego le sirva de estímulo para leer con mayor atención otro libro.

Análisis de la sesión

Será conveniente que el animador evalúe con toda sinceridad su actuación: estímulo a los niños pero no dirección, abstracción de la lectura para lograr que el niño exprese su propio descubrimiento, elección oportuna del libro, agilidad en la realización de la estrategia, etcétera.

Montserrat Sarto Canet
Del libro Animación a la lectura con nuevas estrategias,
SM, Madrid, 1998 (estrategia n.º 31)

Sección coordinada por Alicia Muñoz
con Quica Ripoll